Como ya te conté aquí siempre he hecho deporte- Siempre. Desde bien pequeña. Y el running regresó a mi vida en agosto de 2017, cuando tras recibir el alta del suelo pélvico comencé a correr de manera habitual. En muchas ocasiones, me han preguntado -y me he preguntado- por qué corro. Pues bien, hoy quiero exponer las razones por las que yo corro. Y de esta forma, al tenerlo plasmado, quizás mañana cuando me cueste salir con recordar este post me anime.
Corro porque me gusta, aunque me cuesta. Sí, me cuesta y mucho. Me cuesta madrugar el fin de semana, sobre todo en invierno, calzarme mis Vomero y salir a correr con frío, viento, lluvia o calor. Pero me gusta. Me gusta la sensación que siento durante la carrera y la sensación que tengo al haber terminado. Y es que me hace sentir muy bien.
Creo que con mis entrenamientos enseño cosas a mis hijos. Les enseño que para conseguir algo tenemos que esforzarnos. No conseguimos las cosas sin esfuerzo. Mi hija ha comenzado la extraescolar de baloncesto este año y al principio no entendía la razón por la que no encestaba. Ella, me contó esto muy frustrada. Y en ese momento le recordé que yo llegúe en última posición en mi primera carrera, pero que entrenando en la siguiente corrí un poquito más rápido y mejor. Y parece ser que ella entendió que tenía que trabajar para lograr encestar porque hace unos días me comentaba que en la clase de psicomotricidad habían jugado a meter canastas y ella lo había conseguido pero una amiga suya no, y que ella le dijo que no pasaba nada, que tenía que intentarlo muchas veces hasta conseguirlo.
Me gusta ver que cada vez corro un poco más rápido. Que los entrenamientos dan sus frutos. Y que todos esos esfuerzos, madrugones, dolores de piernas, no son en balde.
Pero también corro porque me hace sentir bien. Ese ratito que tengo varios días a la semana me vienen bien para desconectar de la rutina, de mi casa, del trabajo y pensar en mí. Solo en mí. No voy a negar que en ocasiones me siento mal porque ese rato no estoy con mis hijos, pero sé que me hace bien porque tras un día duro, logro relajarme. Y así evito estar saturada y descargar con ellos o con mi marido mi mal día. Creo que es una buena vía de escape.
Y tú, ¿por qué corres? ¡Cuéntame!