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Testimonios

La historia de Henar

Nuevo testimonio. Hoy te presento a Henar Guilarte, una vallisoletana a la que me gustaría desvirtualizar muy pronto. Ella es una super mamá, que como muchas de nosotras, hace encaje de bolillos para sacar un ratito y salir a correr.

Te dejo con su historia.

En mi caso… mi mayor hobby ha sido y es el deporte, y sobre todo correr. Es una motivación, la manera de que el estrés no pueda conmigo, mi fuente de endorfinas, y un pilar fundamental para mi equilibrio físico y mental.

Intentaré ser breve y contar mi caso concreto.

Desde que tengo uso de razón me ha encantado el deporte, era mi asignatura favorita en el colegio. Los días de ponerse el chándal eran los mejores de la semana. Recuerdo cuando nos llevaban a echar carreras por lo que ahora es el Parque Ribera de Castilla de Valladolid (entonces sólo eran explanadas de tierra) y lo bien que lo pasaba.

Desde entonces, no lo he dejado: correr por correr, divertidas carreras urbanas o de montaña, travesías en contacto directo con la naturaleza… ¡me apasionan!

Running y maternidad

He sido madre hace un año y medio (con 40 años, ni más ni menos). Cuando me quedé embarazada seguí haciendo ejercicio físico (adecuado a mi estado) hasta el final. Después esperé el tiempo que me dijo la matrona y en cuanto pude lo fui retomando muy poco a poco.

Pero con la lactancia materna exclusiva, y a demanda, no siempre podía organizarme para salir a correr, pero mi marido se quedaba paseando con él mientras yo trotaba un rato sin alejarme demasiado de ellos. Con el tiempo me atreví a volver a la piscina del polideportivo y alejarme de mi peque más de una hora. Me costó bastante, porque me angustiaba separarme del bebé, pero me sentí fenomenal cuando comprobé que había estado tranquilo y bien.

Las tiradas corriendo las he ido haciendo un poco más largas, aunque a veces parece imposible sacar una hora libre. Pero se puede, hay cosas que no corren tanta prisa y hay que saber delegar. Con el tiempo he aprendido que tengo que ser menos perfeccionista, dejar las cosas que no son urgentes para otro momento y dedicar más momentos para una misma. Bueno, admito que esto es algo que aún me cuesta mucho aplicarlo a mi vida.

En primavera me apunté a la carrera del municipio donde vivo ahora. Y allí estaba, de nuevo en la puerta de salida, calentando tobillos y rodillas, escuchando la megafonía de la prueba en la que van descontando los minutos, pasando los nervios que siempre paso antes del pistoletazo… Para relajarme pensé en dejarme llevar con un ritmo cómodo y después ya veríamos. Me repetía: «No estoy compitiendo con nadie, sólo conmigo misma». Sin embargo empecé fuerte, empujada por la corriente de energía del resto de corredores populares, y temí que me quedara sin fuerzas antes de llegar a meta. Por la cabeza se me pasó el retirarme a mitad de carrera, pero recordar que mis chicos me estaban esperando al final del recorrido me dio fuerzas y continué elevando piernas, controlando la respiración… ¡ya no quedaba nada!

En el último tramo (una recta en una avenida principal) se podía ver el marcador y me di cuenta que iba con un tiempo excelente (para mí, claro). Me vine arriba: un sprint final, como solía hacer porque siempre suelo reservar, y ¡acabé mejorando mi marca! dos años después y tras ser madre. Vaya subidón, qué sensación más gratificante, cómo la echaba de menos. Y todas estas emociones se incrementaron cuando cogí a mi pequeño en brazos y besé a mi marido.

La siguiente fue la carrera de otoño, también del municipio donde ahora vivo (porque tan cerca de casa es más fácil compaginarlo). Había opción 5k y 10k. Al final no me atreví a los 10, y volví a repetir los 5, porque las semanas anteriores apenas pude entrenar… ¡Pero lo tengo en mente! y es mi propósito: aumentar distancia.

Próximo compromiso

Y, por supuesto, en vacaciones buscaré alguna carrera que pueda hacer por Valladolid. Mi favorita es la Cross de las Doce Uvas que, un año por una cosa o por otra, llevo tiempo sin poder presentarme. Espero que este año pueda correr de nuevo por la ribera del Pisuerga, de vuelta a mis raíces, arropada por mi gente, pisando fuerte, con los pies en la tierra pero con ganas de volar: ¿quién dijo que no se puede….?

A continuación te dejo los enlaces a sus perfiles sociales.

¿Qué te parece la historia de Henar? De su testimonio me quedo con ese ‘se puede’, ‘hay delegar’ y ‘ser menos perfeccionista’. Enhorabuena por tu vuelta. me has estremecido con ese final de carrera y que momento tan bonito ese abrazo y ese beso. Gracias por contarnos tu caso y demostrarnos que es POSIBLE.

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