En marzo de 2020 tuvo lugar mi última carrera precovid. Lo que vino después todos lo sabemos.
Y el pasado mes de diciembre volví a colocarme un dorsal y participé en mi primera carrera postcovid. Iba nerviosa, con miedo a fallar, a fallarme, pero una vez más me demostré que soy como una hormiguita y poco a poco voy mejorando. Es verdad que voy despacito, poco a poco, pero voy consiguiendo objetivos, asentando ritmos y convenciéndome de que puedo.
La carrera la tenía clara. Quería correr a 5:40 min/km de media y así fue. Ritmo deseado y ritmo conseguido.
La carrera comenzó a las 10:30 de la mañana ¡lloviendo! Y allí estaba yo helada de frío, abrigada y dispuesta a ello. Pistoletazo de salida y a correr ¡sin mirar el reloj! Me negué a mirarlo. Así que 7,3 kilómetros detrás de Edu confiando ciegamente en él. Como llevo haciéndolo mucho, muchos años.
En todo momento él me marcó el ritmo y me fue diciendo si íbamos bien o si teníamos que apretar. Al parecer durante el km 5 me dijo que apretara porque me estaba dejando llevar y el ritmo iba cayendo, pero no me enteré. Y ese kilómetro fue MA-LO, pero bueno compensaron los demás. La rabia que me llevo es que podría haber salido mejor ritmo si no hubiera sido por ese kilómetro, pero es lo que hay.

En resumen. La carrera comenzó bien, me encontré cómoda en todo momento y disfruté mogollón, pero hasta pasado un buen rato de cruzar la línea de meta no supe si había logrado el objetivo. Pasado unos días y con el subidón me animé a mirar carreras para 2022 y me marqué un nuevo objetivo que os contaré en otro post.
Y aunque esta entrada tenía que haber salido en 2021 y la pregunta era cómo terminaba tu año y cómo se planteaba 2022, la reformulo y quiero saber qué objetivo tienes para esta primavera.
¡Cuéntame!
