Pues sí, como dice el título mi primer 10k tendrá que esperar. El motivo es que hace unos días tras salir a correr noté el tendón de Aquiles molesto y a la mañana siguiente me dolía bastante al caminar. Diagnóstico: esguince y reposo relativo. Vamos lo que viene siendo ‘vida normal sin actividad física’. Mientras escuchaba al doctor, mi cara debía ser un poema porque me preguntó qué sucedía. Le comenté que tenía previsto una carrera el 6 de mayo y me dijo: «no, tendrá que esperar».
La verdad es que me cayó como un jarro de agua fría porque llevaba meses esperando ese día. Era el primer objetivo de 2018 y tengo que posponerlo. Sé que no pasa nada y que habrá más carreras; pero debo reconocer que ha sido un mazazo porque estaba tocándolo, entrenando bien y no sé cuándo será la siguiente oportunidad. Y es que en Valladolid no hay demasiadas oportunidades para correr a mi ritmo, carreras realmente populares.
Sabía que en esa carrera volvería a llegar la última, pero lo haría dentro del límite establecido. Y es que la media media universitaria tiene estipulado un tiempo límite de 90 minutos y sabía que entraría en tiempo. Me da rabia y coraje, pero bueno, buscaré otra prueba en la que medirme para tachar el objetivo de mi to do list, para pensar en el siguiente.
Así que nada, lo dicho, mi objetivo 10k tendrá que esperar. Eso sí, hasta entonces seguiré corriendo por las calles de mi ciudad con la misma ilusión y ganas que hasta ahora. Aunque antes toca recuperar del todo el esguince. Por el momento, esta semana visitaré al fisio, a ver qué me cuenta 🙂
¡Buena semana!